La vida en suspenso, jornada 42

Viernes 24 de abril

El pasado 23 de abril, Día del Libro, ha entrado en mi vida y estoy seguro de que la acompañará durante algún tiempo Héctor Abad Faciolince, Lo que fue presente, (Diarios 1985-2006): gracias, cariño. Apenas he comenzado su lectura y ya aparecen como una promesa de gozo doblemente turbador: al entrar de manera profundamente íntima durante un tiempo tan prolongado en la vida de otra persona que desea, además, escribir sin conseguirlo. No como él quiere al menos, los diarios y su intención así lo ponen de manifiesto.

Escuchar música mientras se cocina es una actividad de lo más prosaica, practicada por mucha gente en el mundo, que a mí se me hace indisociable y constituye una forma de gozo supremo. Tal vez por eso me guste cocinar solo. No siempre a los demás les agrada aquello que se escucha o el volumen a que cada uno lo hace. Una copa de vino o un par de cervezas mientras elaboro guisos, arroces, legumbres, ensaladas o intento seguir alguna receta con “lo que tengo en la nevera”, son aliados perfectos. A menudo trato de que Marina se acerque por allí para que adquiera los rudimentos necesarios —como todas las madres han hecho toda la vida, por lo general con sus hijas, con más o menos éxito—, buscando artistas que nos sean afines; es difícil, aunque no imposible —ella está en el trap, el reguetón, lo latino, y yo, voy por otra vía—. En ocasiones conseguimos cierta entente cordiale y, entonces, la tensión se traslada a la elaboración del plato: la mise en place, el orden en la incorporación de los ingredientes, la paciencia y el cariño con que deben ser tratados, la necesaria higiene anterior y posterior de la cocina y, finalmente, el emplatado y puesta en escena. Incidir en que todo ello es importante porque va a entrar dentro de nosotros y formar parte de nuestra intimidad, no siempre es fácil. Personalmente, doy mucha importancia a este aspecto en mi vida; mayor a medida que transcurre el tiempo: todo lo que introducimos en nuestros cuerpos, por cualquiera de los sentidos, adquiere una relevancia fundamental. Pero hoy, ay, cocinamos dieta blanda —Marina tiene diarrea— lo que no es impedimento para escuchar a Depedro, Todo va a salir bien. Lo que sale también es importante.

En la radio escuchamos a Gemma Nierga. La entrevista Javier del Pino, juntos rememoran los días en que sucedía al contrario y era ella quien conectaba con él (trabajó como corresponsal de la SER en Washington), durante su paso por La ventana, formando sección con Javier Cansado en un inteligente y divertido Spain vs USA. De pronto, Marina recuerda su voz, aquella que ya oíamos durante la etapa en que acudía a la piscina en el centro de la ciudad. El trayecto en coche constituía uno de los momentos gozosos de entonces, a pesar de lo inconveniente de la hora —tras la comida, sin tiempo para descansar apenas— y el trajín añadido de aparcar, llegar, desnudar, vestir de baño y, hacer tiempo hasta la salida para...recoger, desnudar, duchar, secar, vestir... Me hace feliz que lo recuerde. Que, de alguna manera, en un lento pero constante proceso de ósmosis, aquello que nos agradó, que formó parte de nosotros hasta conformarnos, se traslade también a ese único legado de nuestra existencia, además del genético. Me pregunto qué escuchará Gemma durante este ajetreo que ahora le toca, en una situación similar a la nuestra entonces.

En Venecia, las medusas han vuelto a los canales. Debe de ser fascinante contemplarlas desde alguno de sus puentes, haciendo pasar su través ese agua antes fétida.

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