Mayo 3: Bilbao-Getxo-Gorliz.

Espléndido día, pleno de sol y alegría aunque sin alojamiento en destino. Con todo, comienzo a caminar con entusiasmo.

Las rosas rebosan de los muros en la urbanización La galea. Los setos de azahar de la China exhalan su perfume y permiten al caminante disfrutar también de la armonía de este bello lugar. Pero no existe felicidad plena: "cuando no tienes quieres, cuando tienes temes", escribía Delibes. Así, estás viviendas se llenan de chapas de alarma y coches de empresas de seguridad que provocan extrañeza.


La autoridad portuaria de Bilbao trata de unir los extremos de punta Galea y punta Lucero para cerrar el abra de Bilbao, pero de momento es el mar quien gana. Por más relleno que arrojen desde Galea, los barcos todavía deben respetar el sistema de balizas que señala el futuro espigón inconcluso. Entre los faroles verde y rojo el ferry que va a Portsmouth así lo hace, da una extraña vuelta sin sentido a los ojos poco avisados que observan desde el acantilado. Aunque basta ver la montaña que han echado abajo para hacer el puerto exterior, para saber que los bilbaínos acabarán ganando.

Pequeños senderos sobre campas verdes, mar azul y olas blancas; quiero imaginar, además, el rojo de la ikurriña como expresión del corazón apasionado de los vascos. No es así: parece que el rojo representa a Bizkaia o Euskadi en general, el verde simboliza la independencia vasca y el Árbol de Gernika, y la cruz blanca representa la fe en Dios. Creo que me quedo con mi interpretación, aunque resulte menos precisa. 

Hermosísima, recogida y sinuosa bahía de Plentzia.

Me preguntó que pensaría Luis paret a la vista de semejantes acantilados a la vuelta de su exilio en Puerto Rico, tres años después (1778). Acusado de alcahuetear para el infante Don Luis, hermano del rey Carlos III, se le prohibió permanecer a menos de 40 leguas de Madrid a su regreso. Eligió Bilbao para seguir con su profesión de pintor: la burguesía e industria vascas le daban la oportunidad de continuar con su arte. Toda la exuberancia, el calor y la sensualidad tropicales arrojados a estos martes indómitos como lugar donde poder ganarse la vida. Hubo de ser cuestión de tiempo que acostumbrarse el carácter y la mirada hasta plasmar con elegancia y detalle minucioso la forma de vida de una tierra que le era tan ajena:  un mar abrupto, feroz e indómito la mayor parte del año, aunque de indiscutible belleza cuando el día está soleado y el mar en calma como ocurre este día. No fue hasta 1886, muerto el rey Carlos y su hermano el infante, que regresó a Madrid.

Al caminar bajo el sol a cubierto del paraguas pienso en Diécenes y su ingeniosa respuesta: "Cuentan que, como oyese decir a uno de los traquinios antes de venir a las manos con los medos, que al disparar los bárbaros sus arcos cubrirían el sol con una espesa nube de saetas, díjole que no podía darle mejor nueva, pues se podría pelear con ellos a la sombra sin que les molestase el calor". Heródoto, Historias (libro 7, 226). El cine de Hollywood cambia a Leónidas por Diécenes y a Jerjes por los traquinios, en la película 300. En todo caso, si hay que pelear o caminar con sol o lluvia, mejor a cubierto del paraguas.


Escucho a una joven pareja en el bar donde almuerzo. Hablan de vender la furgoneta. De hablarlo con sus padres, los de ella. Él, ojos verdes, planta de surfero, rastas, barba poblada y...mirada perdida. Ella, hermosa y delgada, los pechos colmados de madre reciente. A su lado, un bebé de pocos meses oye y descansa tranquilo, sin comprender la tensa conversación que mantienen sus padres. 


La marisma original de Txipio, ubicada en la margen izquierda de la ría de Butrón, fue ocupada con fines agrícolas y separada artificialmente del estuario mediante un dique con dos compuertas para impedir artificialmente el acceso de las mareas. Fue utilizada como zona de cultivo mediante su relleno artificial hacia el año 1850. La construcción de canales de drenaje para evacuar los aportes de agua dulce fue posteriormente abandonada a final de los años 60. Desde entonces ha experimentado una rápida regeneración ambiental y sus 14 hectáreas de superficie muestran una flora y fauna típicas de estos ecosistemas gracias a la entrada diaria de las mareas por los canales de drenaje. Hoy acoge a docenas de especies de aves que habían desaparecido del entorno.

Como acogedor resulta el propietario del camping Arrien Gorliz. Aun sabiendo que llegó sin tienda sin reserva sin colchón y sin saco, me brinda la oportunidad de quedarme y me facilita los utensilios. Gracias.

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