Tramo 3, Camino del Cid, las tres taifas: Farid.


¨Este año no Pilar, ¡no fiesta maño!, no pilarica¨; así se expresaba, no se, digamos Farid: negro subsahariano que vendía pulseras y cachivaches por las calles del centro de Zaragoza. Exhibiendo toda la artillería de nuestros valores patrios, trataba de acariciar alguna fibra en nuestro corazón, con el prosaico fin de dormir esa noche en un lugar bajo techo, comer algo caliente o pagar la cuota a quien sea que le explote en esta nuestra Europa de los derechos y la solidaridad. Me preguntaba dónde estarían los suyos, quiero decir, sus valores patrios, el equivalente a su pilarica: en algún país por debajo del Atlas. Es posible que los hubiera olvidado a fuerza de fijar los nuestros, haciéndolo además con simpatía -maño, me dijo, a mí, que tengo de zaragozano menos que él-. En esta capital que representa la Hispanidad, la esencia de nuestra raza: aquella que atravesó los mares y se hizo más grande si cabe; su lengua la hablan millones de personas al otro lado del océano, sus banderas las cobija la virgen en este desmesurado templo hecho en su honor, para cuya honra no hay dinero que alcance o esfuerzo que sea bastante.

Pienso que me gustaría vivir en un país donde Farid fuese un ciudadano que mereciese el mismo respeto que Messi, Cristiano o Benzema -inmigrantes, como él-, lo cierto es que, de no tener todo su talento concentrado en los pies, no me cuesta imaginarlos remedando a Farid: ¨ este año no Pilar...¨.

Le he comprado una pulsera con la bandera de España, tal vez llevado de un rapto patriótico, por hallarme en Zaragoza, o como reivindicación de otras tantas cosas que la sublevación fascista de 1936 se arrogó, entre ellas la enseña que debería representarnos a todos -también a Farid si vive aquí-, la implantó Carlos III en 1785 como pabellón en los buques de la Armada Española, cuando este era un país grande, temido y envidiado. Trataba de evitar el fuego amigo en las batallas navales y en esa bandera se reconocían desde filipinos hasta fueguinos, muchos de los cuales eran negros -la esclavitud no es abolida en España y sus colonias hasta la constitución de 1812-; sería difícil pensar en Carlos III como fascista o facha. Era déspota, sí, pero ilustrado.




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