Integralde (Entre valles)

Extraordinaria producción rumana de 104’ de duración que se hace corta en su relato. Con unos medios exiguos y unos actores que parecen amateurs por la verdad de la que dotan a sus personajes, la cinta sumerge literalmente al espectador en los bosques milenarios de Rumania: caminos embarrados, densas nieblas, temperaturas bajo cero, lugares inaccesibles o casi … donde resisten algunos ancianos arraigados con fuerza al medio natural. Allí llegan, como en una excursión dominical, una docena de vehículos todoterreno adaptados, en teoría, para cualquier eventualidad. Sus conductores son urbanitas y se toman el reparto de sacas con ayuda humanitaria de cara a la Navidad, como una pequeña aventura de fin de semana: solventan tratos de compra-venta, cotillean sobre el resto de integrantes del grupo, hacen bromas, comentan líos de otras parejas, relaciones sentimentales fallidas; o adquieren un carnero de 70 kilos a un lugareño que asarán más tarde, como compensación, al término de la jornada. Todo va sobre ruedas hasta que la naturaleza se impone y se ven atrapados en medio del bosque. Un anciano senil los conduce por una pista impracticable y han de enfrentarse al medio con sus propios y precarios recursos: apenas unas baterías para el móvil, linternas, y el vehículo como única fuente de protección ante las bajas temperaturas. El nerviosismo comienza a hacer acto de presencia así llega la noche, cuando se ven obligados a pasarla a la intemperie. Más aún, cuando se plantean regresar para recoger al anciano desvalido que ha decidido quedarse atrás. En ese momento, acudimos a la odisea de dos jóvenes en medio del bosque, con la inquietud añadida de que ocurrirá algún suceso irreversible de un momento a otro; afortunadamente salen airosos y consiguen, con ayuda local, llegar a un pueblo donde serán ellos los que reciban ayuda en vez de ofrecerla. 

Conclusión: no es suficiente internarse en la naturaleza con herramientas del futuro si se desconocen las claves básicas de esta: la zona que se transita, las temperaturas, el estado de los caminos, pero, sobre todo, las referencias personales. Sin las últimas, por muy ancestrales o inadecuados que nos parezcan sus métodos, demuestran que siguen resistiendo en lugares inhóspitos día a día, sólo con la ayuda que se prestan unos a otros mutuamente. De otro modo estarían deshabitados hace tiempo.

Excelente la interpretación del viejo senil. Soberbia en veracidad, dinamismo y sentido del humor; destila verdad por los cuatro costados, pues lo que ese hombre dice y cuenta no puede estar escrito en ningún guion, parecen las propias vivencias de un hombre atrapado en la pérdida de conciencia donde cuerpo y mente van ya a la deriva. 

Comentarios