Tramo 1, etapa 8, Camino del Cid, destierro: Langa de Duero-Castillejo de Robledo

Almorzamos bajo una sabina cerca del robledo de Corpes, aquel donde en el Cantar, las hijas del Cid eran ultrajadas por los infantes de Carrión. Una vez en el reino de Castilla, sintiéndose a salvo de su influencia, aprovecharon para llevar a cabo su afrenta. Corpes está en Castillejo de Robledo, al sur del Duero, y la frontera entonces -las fronteras cambian con el tiempo, y más en época de guerra- estaba en la sierra Pela, poco antes de llegar a Atienza (Guadalajara). Allí hubo de llegar el Cid con el mandato de abandonar tierras de Castilla en nueve días. Pues bien, sintiéndose seguros, los infantes ataron a Elvira y Sol a sendos robles:
....

Allí les quitan las túnicas y los mantones,
las dejan solo en el cuerpo la ropa interior.
Llevan espuelas calzadas los malos traidores,
con la mano cogen las cinchas resistentes y fuertes.
Cuando esto vieron las damas, hablaba doña Sol:
¡Don Diego y don Fernando, os lo rogamos por Dios!
....

¡Qué gran ventura sería, ojalá lo quisiese Dios,
que asomase ahora el Cid Campeador!
Mucho las golpearon, pues no tienen compasión,
ensangrentadas las camisas y las túnicas bordadas en oro.
Cansados están de herirlas ellos dos,
esforzándose ambos por cuál dará mejores golpes.
Ya no pueden hablar doña Elvira y doña Sol,
por muertas las dejaron en el robledo de Corpes.

Hasta donde llegan mis conocimientos, esta es buena literatura, pero no es historia. Quedamos en que las hijas del Cid no se llamaban Elvira y Sol sino María y Cristina. Tampoco se casaron con los infantes de Carrión, lo hicieron con Ramiro de Navarra y Ramón Berenguer III, conde de Barcelona; de manera que atravesamos el robledo -y sabinar- con una sensación extraña. ¿Sería en este roble, sería en aquel?... En fin, todos conocéis mi vertiente "maruja". Los promotores del camino tratan de sacar partido a cuanto está en el poema, pero no hasta el punto de poner un hito en cada roble. ¿Si al Camino de Santiago le ha ido tan bien sin tener el más mínimo rigor histórico, en cuanto a los restos del apóstol se refiere, por qué a ellos no?, se preguntarán.

Entramos en Castillejo a media tarde y nos recibe un chaval que trabaja en la restauración de una vivienda. Se interesa por dos tipos tan pintorescos a pleno sol y le informo que venimos haciendo el camino desde Vivar. Por alguna razón que no recuerdo se me escapa un "carallo" y se establece entonces la empatía. Comenta que visitó Vigo hace unos años, alojándose en casa de un amigo desde donde se veía toda la ría y la ciudad. Volvió fascinado por el lugar, pero le quedó la espina de no tomar "la mariscada". Le animo a que vuelva, pero en un mes que no lleve r, que el marisco está mejor. De tópico a tópico y tiro porque me toca.

Nos alojamos en el hotel rural la Sabina. Extraordinario hotel, propiedad del ayuntamiento, que adjudican por concesión. La señora que lo dirige me indica que la cosa va "regulín". Los meses que funciona es cuando el marisco está "malo", de mayo a agosto. El resto del año van tirando, a pesar de que el pueblo mantiene un estado de conservación y gusto en las viviendas, extraordinario en la zona; y de poseer una cantidad notable de atractivos y lugares de interés: los restos de un castillo templario, una escuela de cazadores y adiestramiento de perros, una iglesia románica con pinturas al fresco, las marcas y sedimentaciones, visibles en el barranco, que indican que por aquí debió de pasar un gran río en la antigüedad y... El robledal de Corpes. A pesar de lo cual, es poco, de noviembre a mayo "nos morimos de asco". "Algo tengo que inventar", se lamenta.

Cuando abandono el comedor después de la cena, la observo batallar con el ordenador cuadrando números, o trazando ideas: "¿A qué hora desayunará mañana?", me pregunta al pasar sin perder la esperanza. Ojalá alguna de las semillas de la fruta que tomó y arrojó al camino -paraguayos, nectarinas, albaricoques, melocotones- prendiese en suelo fértil...

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